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Parque de la Alameda

Parque de la Alameda
¡ El Parque de la Alameda se viste de otoño! Vale la pena visitar Santiago

Un paseo por la Catedral de Santiago


Después de un merecido descanso ya estamos preparados para presentar nuestros respetos al Apóstol, y aunque la tarde se ha presentado ligeramente bochornosa, la Catedral se encuentra lo suficientemente cerca para no experimentar pereza a la hora de acercarnos hasta sus puertas. 



Como no podía ser de otra manera, hacemos nuestra entrada por la puerta del Obradoiro, y una vez cruzado el umbral la grandiosidad de la Seo nos acoge y nos da la bienvenida.




Los turistas y peregrinos que deambulan por las naves del templo están sumidos en un ambiente de respetuoso silencio, sólo roto por alguna que otra conversación mantenida entre susurros. 



Queremos tomar fotos de cada muro, de cada ángulo de la catedral, pero nuestro primer momento es para el Santo, para darle el abrazo de rigor, de manera que con lentitud nos vamos acercando hasta el Altar Mayor y nos situamos en la fila que espera pacientemente su turno para acceder al Camarín del Apóstol y cumplir con la tradición.



Aunque la tarde ya ha empezado a mostrar los colores del ocaso y pronto anochecerá, por las tres puertas abiertas de la Catedral siguen accediendo peregrinos que acaban de hacer su entrada en Santiago, revelando un cansancio que se hace patente en el rictus de su cara y en la forma de apoyarse de cualquier manera sobre las paredes del Camarín, pero ninguno ha querido posponer para mañana este momento tan especial de su encuentro con el Santo. ¡Ya habrá tiempo de descansar después!



Una vez llevamos a cabo nuestro particular saludo, salimos del oratorio y comenzamos la visita turística que tantas ganas teníamos de llevar a cabo, y nuestras cámaras empiezan a registrar todos y cada uno de los rincones de una Catedral que a nosotros nos sobrecoge, aunque por ser toledanos deberíamos estar acostumbrados a la magnificencia de estos monumentos.


Pero posiblemente será el espíritu de tantos y tantos peregrinos que han paseado entre sus muros lo que provoca en nosotros unas sensaciones que difícilmente hemos alcanzado recorriendo las naves de la Catedral toledana.




Han sido necesarios ocho mil metros cuadrados de la ciudad de Santiago para levantar su Catedral, que está diseñada en planta de cruz latina de tres naves, de una longitud aproximada de cien metros, con un crucero también de tres naves y cerca de setenta metros de longitud. La altura en la nave central es de veintidós metros en todo su recorrido y alcanza los treinta y dos de máximo en la bóveda del crucero.




El antiguo cimborrio de estilo románico fue sustituido por uno de diseño gótico, y se encuentra situado sobre el centro del transepto.






Cerca del Altar Mayor, la girola está compuesta por diversas capillas románicas absidales, la central de planta cuadrada, y también tiene dos ábsides en cada uno de los brazos del crucero. Sobre las naves laterales, separadas de la central por cuarenta y dos columnas, se encuentra un triforio con cubierta de cuarto de cañón y balcón de ventanales de doble arquería. La nave central se cubre con bóveda de cañón sobre arcos fajones y las laterales con bóvedas de arista.



La iluminación proviene de las ventanas de los dos pisos de las naves laterales levantadas en el  período románico, en la capilla mayor son polilobuladas y las que corresponden a la girola son ojos de buey. La ornamentación interior se puede apreciar en los capiteles historiados de la parte del ábside y en los adornos vegetales de la galería.



Situados en la parte central de los tramos altos de la nave principal encontramos dos grandes órganos. Fueron fabricados en 1708 y 1712 por encargo del capítulo catedralicio al maestro Manuel de la Viña y la caja al arquitecto Antonio Alfonsín y al escultor Manuel Romay. En 1978 se fusionaron en uno sólo, la consola fue sustituida y se incluyeron mecanismos electrónicos e informáticos por una empresa italiana.







La Catedral dispuso de dos Coros, uno de piedra, realizado por el maestro Mateo y su taller en torno a 1200, que ocupaba cuatro tramos de la nave central, tenía forma de rectángulo con crestería y los asientos ceremoniales estaban decorados con imágenes de apóstoles y profetas que se encontraban entre edificios, en una representación del Jerusalén celestial.

¡Santiago es ya una realidad!



¡Ya estamos frente a la Catedral de Santiago! ¿Y ahora, que?

Acabamos de hablar con Daniel y Javier, y nos comentan que ya están en el Monte do Gozo, tomando sus últimas fotografías como viajeros peregrinos. Sabemos que aún les llevará un tiempo llegar hasta la Plaza del Obradoiro, pero no queremos entrar en la Catedral sin ellos, de manera que optamos por esperar fuera mientras distraemos nuestra mirada entre los turistas y peregrinos que pueblan la zona.


Durante el camino, en sus ratos libres, los chicos han ido diseñando  una pancarta que quieren desplegar en el momento en que sus padres hagan la entrada en la plaza, de manera que  alguno de nosotros tendrá que estar vigilante para que su llegada no nos pille desprevenidos.

Nada nos gustaría más que capturar con nuestras cámaras la esencia del lugar, ese algo etéreo que percibimos en el ambiente, pero es un ejercicio del todo imposible, pues a través del objetivo únicamente captamos edificios, calles, gentes, pero no la energía que impregna el aire y convierte Santiago en una ciudad espiritual, vívida, animada, acogedora, pero sobre todo abierta al mundo y a todo aquel que quiera visitarla, ya sea como turista, estudiante o peregrino. 




La historia de esta villa se remonta en el tiempo, y muchas han sido las civilizaciones que han vivido al abrigo de sus muros, otorgándola una pátina de tradiciones y leyendas que ha llegado hasta nuestros días. 

Antes de ser designada con el topónimo de Santiago de Compostela, recibió el nombre de Libredón, que para algunos historiadores derivaría del céltico, significando “castro del camino” y para otros provendría del romano liberum donum, que vendría a traducirse como “libre concesión (de un terreno)"

Como Arcis Marmoricis o Arca será conocida entre los siglos IX y XI, posiblemente por la ubicación de algún monumento funerario megalítico ejecutado con forma de túmulo o mámoa, siendo esta una acumulación de tierra con planta circular u ovalada, que le da forma de esfera y en cuyo interior se colocaban los sepulcros, que podían ser tipo Dolmen o de cámara simple y Sepulcros de corredor. 

Reproducción de un monumento funerario en Santiago 
Pero paralelamente y conviviendo con este topónimo, en el siglo X los documentos escritos empiezan a denominar Compostela a un suburbio de la ciudad, pudiera ser la  actual zona de la Rúa do Franco, y a partir del siglo XI con este nombre se conocerá toda la villa. 

Muchas y variadas han sido las interpretaciones que han surgido en torno al apelativo de Compostela, unas más acertadas que otras, estas basadas en leyendas, aquellas en hechos más prosaicos, pero todas han encontrado un hueco en la historia y han conseguido llegar hasta nuestros días. 

Quizás la más popular y la que está rodeada de más espiritualidad sea la de “Campus Stellae”  (Campo de la estrella), pues estaría referida a la estrella que milagrosamente indicó a Teodomiro el lugar donde se encontraba el sepulcro de Santiago. 

(Sobre este topónimo hemos realizado una amplia explicación en otra entrada de nuestro blog).

Para el Cronicón Iriense (XI-XII) el nombre estaría derivado de “Compusitum Tellus” (Tierra compuesta o hermosa).

En el XII la crónica de Sampiro dice “Compostella, id est bene composita” (Compostela, ciudad bien construida), posible interpretación, y una de las más aceptadas, que surgiría como consecuencia de la reconstrucción  y fortificación de la ciudad en el siglo XI, tras la destrucción de la misma por Almanzor, allá en el año 997.

El teólogo y filólogo Ángel Amor Ruibal, concluyó que el origen de Compostela podrá estar en el vocablo “Compositum”,  significando lugar donde está enterrado.

Pero hay quien incluso, va más allá, como Crespo Pozo y Luis Monteagudo, que razonan aduciendo que este nombre puede ser pre-jacobeo, pues aparecen diversas compostelas en Galicia, incluso hay una Compostilla en el Bierzo, y lo consideran un compuesto céltico de “Comboros” (escombros)  y “Steel” (hierro), significando escorial de minas y herrerías.

Sea como fuere y derivando su topónimo de cualquiera de las interpretaciones más arriba referidas, el resultado final viene a presentarnos una preciosa villa, bien construida y lugar donde una noche estrellada fue encontrado el sepulcro de Santiago.


¡Estamos llegando! De Salceda a Santiago de Compostela


La indescriptible sensación que nos embarga esta mañana ha hecho que nos levantemos con premura y preparemos nuestro equipaje con inusitada velocidad,  pues sabemos que hoy es el día con mayúsculas, que todo el esfuerzo que han venido realizando nuestros peregrinos culminará a las puertas de la Catedral de Santiago, cuando lleguen a la plaza del Obradoiro y hayan conseguido superar su reto personal.

El amanecer se ha presentado bañado de  una ligera bruma, que va ascendiendo lentamente desde la tierra labrada y desdibuja los contornos de los árboles que divisamos desde nuestra habitación, pero sabemos que el cielo está despejado y pronto lucirá el sol en todo su esplendor.



Estamos descansados, pues en la tarde de ayer decidimos no realizar visitas turísticas y únicamente paseamos por los caminos que rodeaban nuestro lugar de alojamiento, y desde luego fue una idea de los más acertada, pues un relajante vagabundeo y la magnífica cena que nos presentaron en Casa Assumpta, nos preparó para afrontar el día de hoy con optimismo y una pizca de anticipación, que ya estamos en la recta final de nuestro peregrinaje. 

Un paseo entre maizales nos relajó completamente

Hay puestas de sol que son únicas

El grupo al completo esperando nuestra cena
El hecho de tener que dejar a Daniel y a Javier en Salceda, pues allí fue donde terminaron su etapa ayer y será donde la retomen hoy, hace que nos apresuremos en cargar las bicicletas y nuestras pertenencias y después de disfrutar de un delicioso y completísimo desayuno, nos ponemos en camino.

Una imagen de Salceda

Sólo nos restan unos treinta kilómetros para que las torres de la Catedral de Santiago aparezcan en nuestro horizonte, y la verdad es que ya no vamos a seguir el camino de los peregrinos a pie,  pues aunque queremos detenernos en Lavacolla y el Monte do Gozo, estamos impacientes por llegar a Compostela y preparar con tiempo la sorpresa que los chicos han ideado para recibir a sus padres como se merecen. 

No obstante, y como hemos hecho en este blog cada vez que no hemos seguido la misma ruta que los romeros, vamos a ofreceros unas pequeñas pinceladas de los rincones que van jalonando el camino, pues siempre es interesante tener algún conocimiento histórico y artístico de los lugares que se descubren y se aprecian a lo largo de todo el peregrinaje.

El Cruceiro de San Breixo, uno más de los que hemos ido encontrando diseminados en nuestro trayecto, se encuentra en la parroquia de Ferreiros, población que saldrá al paso de los concheiros nada más entrar en el municipio de O Pino.

De estilo neoclásico, este hermoso crucero se encuentra muy próximo a la iglesia parroquial, estando todo el complejo protegido por una gruesa cadena, asentada sobre cuatro pilares bajos. 


En su amplio pedestal a modo de plinto, muestra el conjunto de tres imágenes de cuerpo entero, las de la Virgen de la Soledad, San Juan Evangelista y María Magdalena, en una detallada composición escultórica. La columna, de sección circular, está rematada en doble collar. Su capitel, de formas clásicas, está decorado con cabezas de ángeles y volutas.

El remate es en cruz, también de sección circular, con los extremos terminados en rosetas. Las dos imágenes en lo alto son de buen tamaño. La primera es la de Cristo crucificado, con los pies clavados y montados al uso tradicional, el izquierdo sobre el derecho, mientras bendice con ambas manos. La otra figura, de la Virgen de las Angustias, aparece vestida con manto largo, con una espada metálica clavada en el pecho.

Continuando la caminata, el peregrino alcanza la localidad de Santa Irene, aldea de no más de quince vecinos y famosa entre los viajeros por albergar dentro de su término municipal una pequeña ermita y una fuente de aguas supuestamente curativas.

La recoleta capilla es de las más antiguas de la comarca, pues su origen está datado en la Edad Media, cuando fue puesta en pie gracias a la donación de una pareja de nobles que residían en la vecina Aldea de las Dos Casas.

Ermita de Santa Irene
Su apariencia exterior es muy sencilla, de líneas simples y decoración austera. Fue levantada en planta rectangular, con ábside cuadrado y sacristía anexa a un lateral. Sin embargo, los elementos de mayor valor los guarda en su interior. Las piezas más llamativas son el retablo y las imágenes, entre otros, de la propia Santa Irene y de San Pedro.

El paisaje de la zona se complementa con una fuente, a la que se le atribuyen propiedades sanadoras, y que estaba coronada por una imagen de la santa del año mil seiscientos noventa y dos que, lamentablemente, ha sido sustraida de su lugar de origen. Su estructura está realizada en granito, con hornacina de arco rebajado y frontón triangular en el remate superior.

Fuente de Santa Irene

Varias son las leyendas relacionadas con estos dos elementos patrimoniales. Se dice que en ese mismo lugar fue sacrificada Santa Irene, de ahí que se erigiera el templo en su honor. Las aguas de la fuente tendrían la virtud, al utilizarse para regar las huertas, de acabar con las pestes. Para los niños afectados por males o que lloraban demasiado, decía el mito que era necesario hacerles pasar por debajo de la imagen de la santa dentro de la ermita.

El paso constante de los caminantes nos acerca hasta Pedrouzo o Arca, población conocida por ambos toponímicos y que ostenta la capitalidad del Ayuntamiento de O Pino.  Con toda probabilidad, el segundo nombre hace referencia y rememora al cofre donde se guardan los restos del Apóstol Santiago.

Campus Stellae. Santiago de Compostela, la ciudad

Vista de la Catedral desde el parque de la Alameda

Poco se conoce de los orígenes prerromanos de Santiago de Compostela, lo que sí se sabe es que tuvo tres nombres: el primero, Libredón, que para algunos sería céltico; entre los siglos IX y XI se le llama Arcis Marmoricis; y ya a partir de 1065, el Rey Fernando I, rey de Castilla y León, hizo público un documento en el que aparece como Compostella.

Gran parte del casco histórico dispone de soportales para guarecerse de la lluvia
Su toponimia es bastante discutida. El Cronicón Iriense (XI-XII) lo deriva de "compositum tellus, "tierra compuesta o hermosa". Aunque en latín esta acepción se asocia más bien a "cementerio". En el XII la crónica de Sampiro dice de Compostella, "id est bene composita", ciudad "compuesta, bien construida". Y por último la más popular, y, aquélla que nos acompañará en este periplo histórico, es la que se refiere a "Campus Stellae".

Un halo legendario envuelve a la milenaria ciudad de Santiago de Compostela, y buena culpa de ello tiene el término Campus Stellae "Campo de Estrellas".

Los tejados de Santiago desde las cubiertas de la Catedral
Cuenta la leyenda, que allá por el año 814 tuvo lugar un hecho cuya trascendencia ha perdurado hasta nuestros días. Un anacoreta llamado Paio (Pelayo), permaneció absorto ante la visión de unas estrellas luminosas en las proximidades de un antiguo cementerio, una necrópolis tardorromana localizada en el bosque de Libredón.

¿Sabemos quien fue en realidad Santiago, el Apóstol?


Muchas son las representaciones de Santiago
Aquí dejaremos la muestra de algunas de ellas

La Catedral de Santiago custodia las reliquias de un apóstol de la Cristiandad. ¿Quién fue Santiago el Mayor? ¿Cómo llegó su cuerpo a las costas gallegas? ¿Cómo se transformó en patrono de España y de la ciudad? La historia y la tradición se unen en la figura de Santiago, en sus fiestas y en la rica iconografía del Santo peregrino y guerrero. 

La Biblia se refiere habitualmente al Apóstol Santiago con el nombre de Jacobo, procedente del hebreo Ya’akov, que pasó al latín como Iacobus, derivando en una gran diversidad de nombres propios en las distintas lenguas europeas al extenderse el cristianismo: Jacobo, Iago, Yago, Tiago, Diego, Santiago, Xacobe, Jaime, Jaume, Jacob, Jakob, Jacques, Giacomo y James son sólo algunas de ellas. La variante Santiago surgió como evolución de la composición Sanctus Iacobus. 

De ahí que al Camino de Santiago se le conozca también por Ruta Jacobea. 

De acuerdo con la Biblia, Santiago era hijo de Zebedeo y Salomé, y hermano mayor del apóstol Juan. Los Evangelios se refieren a él como "el Mayor", para diferenciarlo del otro Apóstol Santiago (Santiago Alfeo o Santiago "el Menor"). 


Algunas interpretaciones señalan además que Salomé era hermana de María, lo que convierte a Santiago y Juan en primos de Jesús. Esto explicaría el atrevimiento de Salomé al solicitarle a Jesús que los dos hermanos se sentasen junto a él en el Paraíso, así como que Juan quedase a cargo de María tras la muerte de Jesús. 

Juan, Santiago, Andrés y Pedro se dedicaban a su trabajo cotidiano como pescadores cuando Jesús llegó a la orilla del lago de Genesaret y los llamó para que se unieran a él como "pescadores de hombres". A los dos primeros Jesús los apodó Boanerges, "hijos del trueno", por su fuerte temperamento. 

Juan, Santiago y Pedro llegarían a tener especial relevancia entre los Apóstoles, pues fueron los únicos admitidos en el milagro de la resurrección de la hija de Jairo, la curación de la suegra de Pedro y la Transfiguración del Monte Tabor; y escucharon las palabras de Jesús en el Getsemaní. En los episodios posteriores a la Resurrección, vuelven a aparecer en su compañía con frecuencia.

Según cuenta la tradición, cuando los Apóstoles marcharon a predicar las enseñanzas de Jesús por el mundo, Santiago encaminó sus pasos a Hispania. El Breviarium Apostolorum del s. VI, y los textos de San Isidoro en el s.VII y del Beato de Liébana cien años más tarde, sitúan a Santiago en distintos puntos de la Península Ibérica como evangelizador. 

Los relatos más conocidos son los que refieren las visitas que recibió de la Virgen en Zaragoza y en Muxía para reconfortarlo cuando su ánimo decaía. La aparición en Zaragoza tuvo lugar aún en vida de la Virgen, cuando habitaba con el Apóstol Juan en Éfeso y, tal como cuenta la historia, María se le apareció sobre un pilar, dando así lugar a la advocación de la Virgen del Pilar. Por otro lado, la aparición mariana en Muxía mezcla elementos cristianos y precristianos: cuenta esta leyenda que cuando Santiago se hallaba predicando por el noroeste peninsular, se angustió por el poco éxito de su misión evangelizadora. Mientras oraba a la orilla del mar vio aparecer una embarcación de piedra, gobernada por dos ángeles, en la que viajaba María. La Virgen lo animó a continuar su labor y le entregó una imagen suya, para la que Santiago levantó un pequeño altar debajo de una roca.

Muchos años después, las gentes del lugar encontraron la imagen y construyeron allí mismo un santuario, la Iglesia da Nuestra Señora de la Barca, a la que cada septiembre acuden numerosos romeros. La barca de piedra quedó en la orilla y a sus piezas (tres piedras que representan la barca, la vela y el timón) se les atribuyen diversas propiedades milagrosas. 

De acuerdo con los Hechos de los Apóstoles, en el año 44, mientras predicaba en Jerusalén, una vez que volvió de España descorazonado por su poco éxito, Santiago fue apresado por orden de Herodes Agripa I, quien ordenó su decapitación. Fue, por tanto, el primer apóstol en sufrir martirio. 

La tradición narra que Santiago Alfeo ("el Menor") recogió la cabeza de Santiago y la entregó a la Virgen María para que la custodiase. Hoy esta reliquia se conserva en la Catedral de Santiago en Jerusalén, perteneciente al Patriarcado Armenio. En cuanto a su cuerpo, sus discípulos lo recogieron y partieron en un barco a buscar un lugar apropiado para darle sepultura. En esta embarcación mágica, que no llevaba tripulación ni precisaba de guía, atravesaron el Mediterráneo y llegaron hasta las costas atlánticas. 


Atracaron en el puerto de Iria Flavia, en los confines de la tierra entonces conocida, donde quedó la barca amarrada a un poste de piedra, lo que explica el origen etimológico del nombre de la villa de Padrón (pedrón). El territorio estaba dominado por una reina pagana, la Raíña Lupa. 

Los discípulos le pidieron un carro y una yunta de bueyes para transportar el cuerpo de Santiago. Ella, taimadamente, los envió a un monte próximo en el que pacían rebaños de toros bravos. Pero en lugar de embestirlos, los toros se acercaron dócilmente a los discípulos y se dejaron poner el yugo. Se dice que la Raíña Lupa, impresionada por este y otros prodigios, se convirtió al cristianismo. 

Por tierra de castros y pazos. De Palas de Rei a Salceda


El final de nuestra etapa en el día de ayer, nos deparó una grata sorpresa en forma de alojamiento, pues pernoctamos en el pueblo de Meixide, muy cerca de Palas de Rei y esta pequeña villa, apenas un puñado de casas, revela, entre sus edificios más emblemáticos, un señorial pazo que en la actualidad está destinado a hostería de peregrinos y viajeros. 


Pazo de Mariñao
Detalle del escudo de armas de sus antiguos propietarios

Un rincon de los jardines

La tierra de los Ulloa está salpicada de estas magníficas construcciones, que han cobijado entre sus muros a muchas generaciones de caballeros y damas de rancio abolengo, y ese poso de nobleza ha perdurado hasta nuestros tiempos, mostrándonos vestigios de aquello que en siglos pasados se alzó en todo su esplendor. 

Un par de detalles más


No bien hubimos tomado posesión de nuestras habitaciones en el Pazo Mariñao, del que hablaremos con posterioridad, optamos por desplazarnos hasta Melide, pues estando cerca el mediodía era el momento de visitar alguna de las pulperías que desde esta población han alcanzado reconocimiento mundial. ¡Ya visitaríamos Palas cuando cayese la tarde!

Aunque son varios los establecimientos que ostentan una merecida fama por su forma de presentar este molusco, nos decantamos por visitar Casa Ezequiel, pues es toda una institución en la historia de Melide y nos gusta la disposición de sus mesas y su rápido servicio.

Daniel, antes de dar buena cuenta del pulpo en Casa Ezequiel
Nuestras expectativas no se vieron defraudadas, y comimos opíparamente y por un precio muy asequible. Llegado este momento, decidimos volver a nuestro pazo para reposar un poco la comida y dedicar la tarde a conocer en profundidad la población de Palas de Rei. 

La historia del Concello de Palas y toda la tierra que la circunda se presenta firmemente cimentada en la cultura castrense, pues son muchos los restos arqueológicos que aún se conservan, testigos todos ellos de inmemoriales asentamientos humanos.

Estos vestigios arquitectónicos nos hablan de tribus celtas, astures, quizás incluso cántabras, que eligieron estas tierras lucenses para asentarse y fundar castros, de los cuales podemos encontrar más de una veintena sólo en el Concello de Palas. 

Merece la pena, si se dispone de tiempo, visitar estos lugares y disfrutar de mámoas como las de Ferreira y Fontecuberta, dólmenes y castros, como el de Sucastro en Lestedo, Castrillós en San Vicente de Maceda, el castro de Marzá, el castro de Moredo, los castros das Seixas (Merlán), San Xurxo (Augasantas), San Vicente de Ulloa, Mencide (Carteire), San Xián (San Xián do Camiño), Gontá (Coence), San Xusto (Repostería) y Remonde, un poblado en Vilar do Monte y sepulturas antropiodes de Chousa y Pacín.

Pero si nuestros gustos se alejan de las ruinas prehistóricas y preferimos linajudas construcciones, Palas también nos ofrece un buen ejemplo de arquitectura civil, como restos de fortalezas, torres, castillos o los pazos y casas blasonadas que adornan su geografía y que han servido de inspiración literaria a más de un ilustre escritor español.

Dentro de estos edificios cabe destacar la Casa torre de Quindimil, los restos de la Casa da Pena da Merla, en Santa María de Carteire, el pazo de Ulloa o de Vilamaior (Curbián), la Casa da Tulla o de Foncuberta o Pazo de Moreira, el Pazo de Laia que conserva el escudo de armas de los condes de Traba, de cuyo linaje saldría el fundador de Pambre, la casa de Ulloa, donde los Saavedra, Montenegros, Gayosos, Deza, se identifican con sus armas y escudos familiares, la antigua fortaleza del Castro de Seixas en la parroquia de Merlán, de donde procede este conocido linaje gallego, el Pazo de Pacheco , el pazo de Meixide o de Mariñao, que fue del marqués de Camarasa y que en el día de hoy nos servirá a nosotros de alojamiento y finalmente el Castillo de Pambre, fortaleza erguida por Don Gonzalo Ozores de Ulloa hacía el año 1375, y a la que hemos dedicado otra entrada en este mismo blog.

La ubicación de Palas en el Camino de Santiago ha favorecido desde tiempos remotos la edificación de iglesias y capillas, sobre todo románicas, de manera que aquellos que se decanten por la arquitectura religiosa disponen de más de cuarenta parroquias para su visita, entre las que proponemos las de Fontecuberta, Pidre, Albá, Canúño, Marzá, Ferreira, Meixide y por encima de todas la de Vilar de Donas, monumento histórico artístico desde 1931 y que ha sido objeto de un amplio estudio en otra entrada de nuestro blog. 

Según la tradición, el municipio debe su nombre “pallatium regis” al palacio del rey visigodo Witiza, que reinaría entre los años 702 y 710. En Palas, Witiza habría matado al Duque de Galicia, Favila, padre de Don Pelayo.

Por aquí pasaba la vía “Lucus Augusti”, y ya en el siglo VI se constata su pertenencia al condado de “Ulliensis”, siendo la Edad Media un período de prosperidad para la villa, en buena parte gracias al Camino de Santiago. El “Códice Calixtinus” citaba Palas como parada obligada de los peregrinos para afrontar los últimos tramos de la ruta jacobea.

Palas, protagonista también en la segunda guerra carlista, fue uno de los escasos municipios en los que triunfó la sublevación en 1846, constituyéndose una Junta Revolucionaria. Las tierras de Palas de Rei sirvieron de fuente de inspiración a escritores como López Ferreiro, Álvaro Cunqueiro o Emilia Pardo Bazán.

Aunque son muchos y de muy bella traza los elementos arquitectónicos repartidos por el Concello, en el municipio sólo podemos encontrar el interesante templo parroquial de San Tirso, obra original del siglo XII, pero de la que sólo nos ha llegado la portada principal. Tiene ésta una sencilla pero armónica estructura abocinada con arquivoltas de medio punto con perfil de baquetón y guardapolvos ajedrezado. Los dos pares de columnas tienen capiteles de hojas voluminosas. Un tímpano liso completa dicha puerta.

Iglesia de San Tirso
Este tipo de tímpanos aparecen sin figuración actualmente, pero en origen estarían pintados con escenas religiosas, normalmente con el Regreso de Cristo en el Juicio Final (Pantocrator, Evangelistas, Ancianos...) El resto de la estructura es de reciente construcción.

Por lo demás, sólo una estatua del Apóstol, una fuente coronada por un anónimo peregrino y una pequeña calle que lleva por nombre Travesía del Peregrino dan fe de la importante tradición jacobea de esta villa, que llevó a Aymeric Picaud a hacer aquí su última escala antes de llegar a Compostela.

Fuente con Peregrino

Calle del Peregrino

Ayuntamiento de Palas de Rei

Desvelando el pasado. Castro de Castromaior


En la era de las comunicaciones, ¿quién no ha hecho uso de la red para ilustrarse sobre cualquier materia? Está demostrado que lo que no hallemos en los foros de internet, difícilmente lo podremos consultar en cualquier otro tipo de archivo.  

En nuestro caso no iba a ser diferente, y una vez que tomamos la decisión de realizar nuestro peregrinaje a Santiago a través del Camino Francés, estuvimos en disposición de recabar información sobre todos aquellos rincones y villas que una vez saliésemos de Astorga iríamos encontrando en cada una de nuestras jornadas, y para ser sinceros, diremos que hubo momentos en los que temíamos no encontrar reseña ni noticia alguna sobre una gran variedad de parajes que indefectiblemente íbamos a localizar en nuestro camino.

A nuestro entender, varias podrían ser las razones para que se originase esta situación, entre las que cabría  señalar la inexistencia de interés histórico o arquitectónico en el lugar a visitar, la escasa población de una villa, no más allá de diez o doce viviendas, la falta de servicios que señalen una población como punto de referencia para el peregrino o, como en el caso que nos ocupa, la antigüedad del lugar y los escasos estudios que sobre el mismo se han hecho.

En este último supuesto, podríamos decir que están englobados los Castros prerromanos, ya sean astures, celtas o vetones, pues  su historia y la de sus moradores no siempre está documentada y cuando lo está, es más bien poco lo que se dice de ellos.

Uno de los castros mejor conservados dentro de los fortines que salpican la geografía gallega, lo encontramos en nuestro camino hacia Palas de Rei, dentro del Concello de Portomarín, muy cerca de la LU – 633 y toma su nombre de la localidad cercana de Castromaior.

Vista aérea del Castro
La falta de tiempo fue un hándicap que no pudimos superar, pues en el mismo día pretendíamos visitar el Castillo de Pambre y esto, unido a la escasa información  que sobre esta fortaleza habíamos podido encontrar, trajo como consecuencia que dejáramos la visita para otro momento más idóneo, razón por la cual no tomamos fotos del lugar. 

Pero ya de vuelta y después de mucho buscar, hemos descubierto un trabajo de investigación realizado por tres arqueólogos de las universidades Autónoma y Complutense de Madrid, Miguel Ángel López Marcos, Yolanda Álvarez González y Luis Francisco López González, que nos ha arrojado algo de luz sobre este Castro en particular, de manera que reproduciremos algunos fragmentos de su artículo para que quien esté interesado en su visita o estudio, tenga algún punto de referencia donde comenzar. (Si alguien está interesado en la publicación completa, la dirección de la página es la siguiente: http://arqarqt.revistas.csic.es/index.php/arqarqt/article/view/127/123.

Creemos que con esta información y las fotografías que la acompañan, también de los mismos autores, este Castro nos ha desvelado alguno de los secretos que con tanto celo ha guardado durante centurias. ¡Que lo disfrutéis!

INTRODUCCIÓN

El Castro de Castromaior es uno de los yacimientos arqueológicos de la Edad del Hierro más relevantes del Noroeste de la Península Ibérica como han demostrado los resultados de las últimas intervenciones desarrolladas en él.

El buen estado de conservación del mismo permite realizar un examen de los modelos constructivos castreños, debido sobre todo, a la inactividad agropecuaria, que ha mantenido sellados los últimos niveles de ocupación y posterior destrucción. Su situación, a escasos metros del Camino de Santiago, ofrece óptimas condiciones para el desarrollo de un programa de intervención que pretende convertir este bien patrimonial en un recurso cultural y turístico de primer orden, teniendo como base la investigación arqueológica.

Panorámica general del Castro
Desde el año 2006, la Xunta de Galicia, ha promovido una serie de actuaciones en el yacimiento, encaminadas a su puesta en valor y posterior integración en la ruta jacobea a su paso por Castromaior, con el objeto de ampliar la oferta cultural del Camino de Santiago.

En la primera campaña de excavación se proyectó la «domesticación» anual de la espesa cobertura vegetal para ofrecer al visitante la posibilidad de contemplar la topografía original. La primera limpieza y tala de las cinco hectáreas del yacimiento, permitió la observación de las características morfológicas del castro. Se realizaron los correspondientes trabajos topográficos intensivos y se plantearon cuatro sondeos, distribuidos por los distintos recintos que configuran el poblado, con el fin de realizar una secuencia cronológico-cultural y una definición del estado de conservación.



Como consecuencia de los resultados obtenidos en el recinto superior se amplió el área de intervención sucesivamente en las campañas de los años 2007, 2008 y 2009. Se excavó en total una superficie de más de 1.000 metros cuadrados y se realizó paralelamente la restauración de los restos de cara a la puesta en valor.

EL CASTRO DE CASTROMAIOR

El castro de Castromaior, situado en el Noroeste peninsular, al Sureste de la provincia de Lugo (ayuntamiento de Portomarín), fue levantado sobre una cima con un gran dominio visual, desde la que se ejerce un amplio control de la margen derecha del río Miño.