La mañana ha amanecido algo fresca, pero en el alto de O Cebreiro luce un día radiante, sin vestigio de niebla, y poder divisar los valles que circundan este punto sin el impedimento de la bruma matinal es un privilegio que nos brinda el Camino y que no podemos rechazar.
Aquí estamos, preparados para afrontar una nueva etapa |
Los nuestros nos acercan con el coche hasta el punto donde ayer dimos por concluida la etapa, pues hemos pernoctado en Pedrafita do Cebreiro, municipio situado a los pies del monte y volver a repetir la hazaña de ayer nos parecía querer pedirnos demasiado a nosotros mismos.
Ya tendremos tiempo en el día de hoy de probar nuestras fuerzas.
Una vez hecha la foto de rigor que da fe de que partirnos de ese punto, comenzamos a descender todo lo que ayer ascendimos. Nuestro itinerario nos conducirá a través de infinidad de lomas, de fragas de robles y soutos de castaños.
Estamos en las tierras de los antiguos celtas, de sus castros prerrománicos, de las minas de metales preciosos ansiadas por los romanos...
Pero este descenso que comenzamos en O Cebreiro pronto se ve truncado cuando nos encontramos ascendiendo desde los 1296 metros hasta los 1370 (el punto más elevado del Camino Francés en Galicia) en las inmediaciones del Teso da Cruz y el monte Area.
En esta etapa casi no abandonaremos el asfalto, pues queremos dar un respiro a nuestros músculos y también evitar en lo posible cruzarnos con peregrinos a pie, dado que las sendas por las que transitan son estrechas para darnos cabida a todos.
Una vez sobrepasado el monte Area, comenzamos un descenso que nos conduce hasta la primera parroquia del día. En Galicia los municipios se denominan Concellos, a los cuales pertenecen distintas parroquias que engloban a su vez a distintas aldeas.
Recreando nuestra vista en cerros poblados de helechos, robles, castaños y pastizales que forman, entre otras, la sierra de O Courel, desembocamos en la parroquia de Santo Estevo de Liñares, con iglesia prerrománica de una sola nave.
Nada más atravesar esta población comenzamos la ascensión al alto de San Roque, donde nos están esperando nuestras familias para tomar una foto de la llegada.
Parece que Javier ha recuperado las fuerzas que perdió ayer y sigue de cerca a Daniel |
El Alto de San Roque es el primer hito en la etapa de hoy |
Este peregrino es testigo del paso de peregrinos, ya sea en invierno o en verano |
Todos están expectantes, pues saben que después del esfuerzo de ayer nuestras piernas estaban un poco castigadas, pero para sorpresa de todos, incluidos nosotros, la ascensión nos ha resultado bastante llevadera.
En este alto, al lado izquierdo de la LU-633 según avanzamos a Santiago, se alza la plástica escultura de un peregrino medieval que avanza contra las inclemencias climáticas, pues a 1270 metros de altitud es seguro que la naturaleza no demuestra mucha bonanza en los meses invernales. La estatua fue inmortalizada en bronce por el artista José María Acuña.
Después de hacernos la foto como el resto de peregrinos que van llegando, descendemos hasta los 1205 m. acercándonos hasta Hospital, que lleva por sobrenombre “de la Condesa” y que será el segundo núcleo habitado de la jornada que nos encontremos. Aquí el mojón jacobeo marca los 145,5 km. hasta Santiago.
Llaneando o en el mejor de los casos descendiendo, nos acercamos a Padornelo, donde la piedra y las losas de pizarra configuran la fisonomía de esta pequeña población. Esta imagen será una constante en nuestro camino hacia Sarria, pues todos los pueblos están conformados siguiendo las mismas pautas de construcción.
A la salida de esta parroquia afrontamos una breve aunque durísima cuesta que nos lleva a alcanzar el alto do Poio. Aquí pararemos a sellar nuestra credencial y a tomar fuerzas, que entre bajada y bajada van surgiendo en nuestro camino algunos repechos con un considerable desnivel.
El Alto do Poio, segundo hito en nuestra etapa |
Estas caritas sonrientes las solemos encontrar al finalizar un puerto |
Una vez hecho el alto en el camino, retomamos la LU-633 que nos llevará a través de Fonfría y O Biduedo, hasta el Concello de Triacastela, donde el descenso comienza a hacerse realmente patente.Llegaremos a descender unos 530 metros de altitud.
En este tramo la carretera tiene un trazado ondulante y descendente, lo que hará que si no queremos bajar excesivamente veloces, vayamos abusando de freno y descuidando la vista de los maravillosos paisajes que se abren ante nuestros ojos. No obstante, podemos percibir, tras salir de una curva pronunciada, que el monte Oribio se yergue ante nosotros, a 1443 metros de altitud.
En el fondo del valle nos recibirá Triacastela, donde pararemos a sellar nuestra credencial en su iglesia parroquial.
Filloval,Pasantes y Ramil quedan fuera de nuestra ruta al ir sobre el asfalto,por lo que una vez hemos salido de Triacastela, elegimos la desviación de Samos para terminar nuestra etapa en Sarria.
Hay quien dice que la etapa genuina es la que conduce a los peregrinos por San Xil, pero a nosotros nos puede más la oportunidad de pasar junto al Monasterio de Samos, una maravilla arquitectónica por dentro y por fuera.
Hasta llegar a Samos pasaremos por pequeñas poblaciones en las que no pararemos, pues queremos sellar nuestra credencial en el Monasterio y desconocemos el horario que mantienen los monjes.
Aquí estamos, posando antes de ir a sellar la credencial |
Objetivo cumplido por hoy |
De esta forma daremos por finalizada nuestra tercera etapa.
Con buena cara, tras superar con éxito nuestra tercera etapa |
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