Traductor

Parque de la Alameda

Parque de la Alameda
¡ El Parque de la Alameda se viste de otoño! Vale la pena visitar Santiago

Día 5 de septiembre, de Sarria a Palas de Rei por el Bosque Encantado


Hoy hemos comenzado nuestra etapa con la misma tónica que los días anteriores, es decir, algo de rocío en el ambiente y un precioso sol que despunta por el horizonte.

Los peregrinos a pie suben los 62 escalones que se encuentran a nuestra espalda

Estamos preparados para afrontar nuestra cuarta etapa

Esta etapa también será dura a su manera, pues no serán tanto las subidas como los tramos de caminos y corredores que pondrán a prueba nuestro equilibrio sobre la bicicleta.

En el día de hoy serán muchos los nuevos compañeros que se incorporarán a nuestra marcha, pues quienes van a pie sólo necesitan acreditar cien kilómetros de camino para obtener la Compostela, y saliendo desde Sarria cumplen con creces este requisito, ya que este municipio se encuentra a 111 kilómetros de Santiago.

Ya puestos en marcha, tenemos que alcanzar la rúa Maior de Sarria, a la que llegaremos enfrentándonos a la primera subida del día.

Tras la rúa Maior, y pasando junto al edificio de la Prisión Preventiva, alcanzamos el mirador de Sarria, que nos ofrece unas vistas panorámicas de la ciudad. Junto a él encontraremos un roble centenario y un cruceiro.

Este poste nos indica la dirección del Camino

Posando junto al escudo de Sarria nos despedimos de esta población


Cruceiro con Sarria como telón de fondo
Daniel recoge unas cuantas bellotas caídas del roble, pues tiene la intención de sembrarlas y conseguir un pequeño árbol que le recuerde los días vividos en estas tierras.

Unos trescientos metros adelante, pasamos por el Convento de la Magdalena, edificio de fábrica gótica y renacentista principalmente, y regentado por los Padres Mercedarios.

Mojón que señala el kilómetro 110 del Camino
 El camino desciende adosado al muro del cementerio y nos conduce hasta el río Pequeño, afluente del Sarria.

El Ponte Áspera, de origen medieval, nos permite cruzarlo. Pequeños prados y frondosas huertas nos acompañan en este principio de etapa, en el que una pasarela de madera nos invitará a salvar un estrecho arroyo que se cruza en el camino.

Fisonomía del paisaje al abandonar Sarria

Daniel posando bajo el Ponte Áspera

Cruzamos la pasarela a pie, para evitar caídas innecesarias



Bosques de soberbios castaños cobijan nuestro pedalear en esta fresca mañana, y es tal el ambiente misterioso que planea sobre nosotros, que lo hemos dado en llamar “El Bosque Encantado”.

Una imagen del camino. Los peregrinos ya se han puesto en marcha

Ante este árbol han pasado siglos de historia del peregrinaje



Un duro repecho finaliza al llegar hasta el lugar de As Paredes, donde se asienta un castro prerromano. Aquí nos encontraremos con el Mojón 109, pues desde Sarria estas piedras jalonarán el curso del camino, indicándonos la distancia que nos resta hasta llegar a Compostela, por lo que podemos deducir que desde que salimos sólo hemos avanzado dos kilómetros y utilizado gran cantidad de tiempo.

Un largo camino en apenas dos kilómetros


A la vera del camino encontramos un grupo de casas que configuran la aldea de As Paredes, siendo una pista vecinal la encargada de guiar nuestros pasos hasta Vilei, donde nos recibe una escultura en recuerdo a D. Germán Arias.

Sin abandonar esta pista progresamos hasta la parroquia de Barbadelo, donde la románica iglesia de Santiago se levanta a pocos metros del Camino. Rodeada por el camposanto, como casi todas las iglesias construidas en tierras gallegas, merecen nuestra atención las portadas y los capiteles. En este punto hacemos un alto en el camino para sellar nuestra credencial.

Las aldeas de Rente y Mercado da Serra, contemplan nuestro paso por estos senderos y unas losas de piedra, recientemente se ha cubierto todo el recorrido, evitan que nuestras bicicletas se hundan en una balsa de agua.

Los carballales serán un tónica constante en nuestra ruta de hoy

En algunos tramos es preferible andar que caerse



Algo más adelante cruzamos la LU-633, para atravesar Leiman y después Peruscallo, localidad salpicada de pequeños hórreos y no tan pequeñas vacas. Estamos en el Mojón 103.

Con nuestras cabezas cubiertas por frondosos castaños y robles, en gallego carballos, nos aproximamos a Cortiñas y Lavandeira.


Como no somos trialeros, estos tramos nos complican la vida


Avanzando bajo la espesa vegetación, alcanzamos Brea, donde encontramos primero el falso mojón de los 100 kilómetros, y unos metros más adelante al verdadero, coronado de piedras y bañado en grafiti.
Ni los mojones del Camino se salvan de la moda graffitera
En este punto, el Concello de Paradela recoge el testigo del de Sarria, que acabamos de abandonar.

El primer municipio que nos da la bienvenida en este Concello es Ferreiros, donde los herreros claveteaban el calzado de los peregrinos, al que le sigue Mirallos, que alcanzaremos quinientos metros más adelante y donde volveremos parar para estampar un nuevo sello en la credencial.

Aquí se localiza la iglesia románica de Santa María, que se trasladó piedra a piedra desde Ferreiros a su ubicación actual.

No será la única iglesia que nos encontremos en el Camino que haya sufrido el mismo tratamiento. En Portomarín, y a causa de la construcción del embalse de Belesar, serán dos los templos que se trasladen piedra a piedra hasta su nueva localización.

A Pena, Couto y Rozas son pequeñas parroquias del Camino, donde lo más fácil será cruzarse con rebaños de vacas que llevan la misma dirección que nosotros.
Documento gráfico que así lo demuestra


Otra serie de pequeñas aldeas, a veces sólo un puñado de casas habitadas por dos o tres familias, nos guiarán, al abrigo de robles y pinos, hasta el río Miño, retenido en este punto por el embalse de Belesar.

Para acceder al nuevo Portomarín, el viejo yace bajo las aguas del embalse, cruzaremos un puente de más de 350 metros de longitud, que nos dejará a las puertas de esta localidad.
Entrada a Portomarín
Aunque no accedamos por las escaleras, no nos faltará la fotografía


Poco a poco vamos avanzando hacia Santiago

Los peregrinos a pie hacen su entrada por uno de los arcos del viejo puente romano – medieval, salvado de las aguas y reconstruido para asentar una escalinata y levantar una pequeña capilla.

Nosotros, como no está en nuestro espíritu levantar la bicicleta y subirla a pulso por las escaleras, optamos por alcanzar la plaza mayor siguiendo la estela de los coches que hasta allí llegan.
Javier llegando a el centro de la población
Una vez sellada nuestra credencial en la iglesia de San Nicolás, ésta como la de Ferreiros fue desmontada y reconstruida piedra a piedra, optamos por tomar un pequeño reconstituyente y seguir nuestra marcha, que aún tenemos que llegar a Palas de Rei y ya llevamos muy avanzada la mañana.
La estatua del Peregrino posa con nosotros para la posteridad



Para recorrer aproximadamente veinticuatro kilómetros hemos invertido unas dos horas y cuarenta minutos.

Una vez abandonado Portomarín y siguiendo la huella de los caminantes, empezamos a elevarnos por la falda del monte San Antonio, que tras aproximadamente un kilómetro y medio nos conducirá a un paisaje de pinos y prados.

Hasta el momento la travesía nos está resultando agradable, y los incesantes ascensos y descensos favorecen una marcha pausada pero continua, lo que posibilita que vayamos tomando fotografías de todo aquello que a nuestro parecer merece la pena ser inmortalizado.

Una vez superados San Mamede y Velade nos acercamos a la parroquia de Gonzar, donde podemos admirar, sólo por fuera porque está cerrada, la iglesia de Santa María. En este punto hay que hacer notar que la mayor parte de las iglesias que jalonan el Camino están dedicadas a María o al Apóstol Santiago. Este detalle será una constante hasta que lleguemos a Compostela.

Tras Gonzar, tomamos el camino que subiendo nos conducirá hasta Castromaior, parroquia del Concello de Portomarín con iglesia románica de finales del siglo XII y un cercano castro celta de grandes dimensiones.

Siempre subiendo, alcanzaremos Hospital da Cruz, donde encontraremos el Mojón 78,5.

A esta altura de camino, es necesario cruzar la N-540, y tomando todas las precauciones, rebasaremos dicha carretera y nos dirigiremos por la C-535 hacia Ventas de Narón.

Acompañados por vocingleros grupos de jóvenes y no tan jóvenes que están realizando el Camino, transitaremos por esta modesta carretera hasta el enlace de la N-547 en A Brea.

Afortunadamente, la casi total ausencia de vehículos motorizados nos permite pedalear con comodidad, disfrutando de los últimos kilómetros que nos restan hasta alcanzar Palas de Rei, final de nuestra etapa por hoy.

Ventas de Narón será la primera localidad que nos salga al paso en este tramo del camino, y en suave ascenso llegaremos hasta el mojón 76,5, que anuncia la Sierra de Ligonde. Esta sierra divide de forma natural las cuencas de los ríos Miño y Ulla.

El descenso no se hace esperar y tras superar la aldea de Previsa, alcanzamos Os Lameiros, con el pazo y la capilla de San Marcos.

A doscientos metros, junto al Camino, se alza el célebre crucero de Lameiros. Es de doble cara y fue colocado en 1670. En un lado está representada la imagen de Cristo y en la otra la Virgen de los Dolores. En la base podemos distinguir unas tenazas, una corona de espinas y una calavera, referentes al calvario de Jesús.


Anverso y reverso de este milenario Cruceiro




Inmediatamente después llegamos a Ligonde, tras rebasar la cruz que señala el lugar de un antiguo cementerio de peregrinos.Esta población tuvo el honor de albergar, en la Casa de Carneiro, a personajes tan ilustres como Carlos V, cuando en marzo de 1520 viajaba para ser coronado emperador o a Felipe II, en mayo de 1554 de camino a La Coruña para casarse con María Tudor.

Ahora el asfalto es un continuo sube y baja que primeramente nos conducirá hasta el puente sobre el río de Airexe y luego nos elevará hasta la población del mismo nombre.

A mano izquierda, algo apartada, se encuentra la iglesia de Santiago, de factura neoclásica y con la portada románica de su predecesora.

A partir de ahora, y hasta llegar a la parroquia de A Brea, cruzaremos Portos, Lestedo, Os Valos y A Mamurria, compartiendo con los peregrinos a pie los ascensos y descensos de esta estrecha carretera.

En este punto del camino nos incorporamos a la N-547, que nos conducirá en primer lugar a Avenostre e inmediatamente después a O Rosario, donde los peregrinos hacían un alto su peregrinar para rezar un rosario ante la vista del Monte Sacro, lugar donde la leyenda sitúa el milagro que se produjo con los toros bravos que trasladaron el cuerpo del Apóstol Santiago hasta su lugar de enterramiento.

Objetivo conseguido


Sólo medio kilómetro más y alcanzaremos Palas de Rei, donde sellando nuestra credencial daremos por finalizada esta etapa.


El perfil de la etapa, en gris, nos muestras las constantes subidas y bajadas



1 comentario:

  1. Desde luego es que ojito, si os la mandan no vais, pero está buenisimo seguir todo el relato de éstas vivencias únicas.

    ResponderEliminar